martes, 10 de marzo de 2020

Adiós doctores Jaurrieta y Gil-Vernet

Dr. Jaurrieta

Cuánta razón tenía Mecano al decir que “Los genios no deben morir”, en su canción dedicada a Salvador Dalí. Ni los genios, ni los padres,  ni los iconos y referentes de la sociedad, que son los que nos dejan más huérfanos y desamparados cuando se van.

Casi de forma simultánea han muerto un par de pioneros de la medicina catalana y española, dejando un vacío tan inmenso en la comunidad sanitaria que será muy difícil rellenar.

Han fallecido los doctores Josep Maria Gil-Vernet, que en 1965 hizo el primer trasplante de riñón en España, y el Dr. Eduardo Jaurrieta, que en 1984 hizo el primer trasplante hepático.

No conocí a Gil-Vernet pero sí a Jaurrieta cuando estuve en el Hospital de Bellvitge, como secretario técnico de la Dirección Médica, y él era jefe del Servicio de Cirugía, porque allí realizó la mayor parte de su brillante carrera profesional.

A nivel personal siempre se mostró amable y simpática, profesionalmente era admirado y respetado por sus compañeros, lo cual no es poca cosa, además de ser querido y venerado por los pacientes a los que trató.

Dr. Gil-Vernet
Gil­-Vernet y Jaurrieta se han ido pero nos dejan sus obras, de una parte los miles de pacientes que les deben la vida porque se atrevieron a explorar terrenos desconocidos cuando todo el mundo dudaba pensando que aquello era imposible o una locura.

Su otra obra son los médicos y enfermeras que ayudaron a formar y que constituyen un excelente regalo para toda la sociedad puesto que, siguiendo sus pasos y enseñanzas, podrán seguir salvando enfermos que de otra manera estarían condenados irremediablemente.

Descansen en paz estos dos compañeros cirujanos que siempre llevaremos en el corazón.



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