Es un partido sin más ideología que sus propios intereses, por eso se opusieron a la constitución de 1978, porque querían volver a los años 60, bajo una dictadura que protegiera sus corruptelas, aunque siguiéramos más pobres y atrasados.
Cuando tuvieron oportunidad, arruinaron el país, vaciaron las arcas de la Seguridad Social y, por intereses electorales, no dudaron en romper España con la recogida de firmas en contra de Cataluña y forzando la sentencia del Estatut.
Tratan a los españoles como a menores de edad, por no decir con desprecio, al mentirles y manipularles descaradamente, exigiendo en la oposición lo que no están dispuestos a hacer cuando gobiernan.
No respetan ni lo más sagrado, que son nuestros difuntos, no solo porque se nieguen a desenterrar a los 140.000 desaparecidos, sino por como trataron a los fallecidos del Yak 42, del Metro de Valencia o ahora a los de las residencias de Madrid.
Y a pesar de todo, aún hay españoles que les entregan su voto, en vez de mandarlos a la papelera de la historia, después de exigirles que pidan disculpas por el daño que han hecho a España y que, como toda banda criminal, se disuelvan por el bien de todos.
Los votantes del PP deben tener en cuenta que no solo son cómplices de una banda criminal, sino que después no podrán lamentarse de los posibles desmanes ya que, al darles su voto, ellos también son corresponsables de sus acciones.
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