sábado, 20 de mayo de 2017

Consejos a los corruptos

Si el último esperpento de Marta Ferrusola es cierto, debería hacernos reflexionar sobre si se puede aprovechar la mala conciencia de algunos corruptos para limitar sus acciones, pues convendrán conmigo que cuando alguien tiene que hacerse pasar por la “madre superiora” y llamarle “misales” a los millones, es que no tiene la conciencia tranquila.

A esos delincuentes de guante blanco les recomiendo que, cuando tengan duda sobre si lo que están haciendo está bien o mal, hagan el chequeo ético del que hablan N. V. Peale y K. Blanchard en su libro “El poder ético del directivo” y que consiste en contestar tres preguntas:

Primera: ¿Es legal lo que estoy haciendo? Entendiendo por “legal” no sólo aquello que no condena el código penal, sino en un sentido más amplio que incluye la ética y ajustarse a las buenas maneras de hacer de cada ámbito o profesión. En caso de que la respuesta sea “no”, no hace falta contestar las otras dos.

Segunda: ¿Es equilibrado, es decir, justo para todos los interesados a corto y a largo plazo? Se deben evitar los fuertes desequilibrios, como las grandes ganancias a costa de enormes pérdidas, porque genera resentimiento y eso siempre es negativo. El juego limpio o fair play debe ser una obligación, especialmente en los asuntos públicos.

Tercera: ¿Cómo me sentiría si esto se hiciera público? Cuando alguien hace algo que va contra su código moral de lo que está bien, no tiene más remedio que sentirse mal por ello puesto que la mejor almohada es una conciencia tranquila. 

Y por último recordarles, a todos los que están pensando en hacer carrera o dinero gracias a la corrupción, que no hay ninguna forma buena de hacer una cosa mala. 

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