
No han entendido
que no somos nada de eso y que, de hecho, Cataluña ha sido siempre una tierra
de acogida, que no dudó en poner de presidente de la Generalitat a alguien que
no había nacido aquí, como ocurrió con
José Montilla.
La mayoría de los
que últimamente nos hemos convertido al independentismo lo hemos hecho por dos
motivos.

Y el segundo
también lo comparte el mundo entero: el deseo de prosperar y de darles un
futuro mejor a nuestros hijos. Estamos seguros de que vivir en un país que no
ha logrado jamás dar trabajo a toda su gente, no traerá prosperidad. No
queremos que el 70% de nuestros jóvenes estén convencidos de que tendrán que irse
al extranjero para ganarse la vida. Y ya puestos, creemos que vivir en una república
es mejor que hacerlo en una monarquía decimonónica gobernada por quienes añoran
el fascismo más rancio de Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario