miércoles, 30 de agosto de 2023

Federico y Víctor (castellano)

Víctor Jara, el cantante chileno asesinado en 1973 por la dictadura de Pinochet, ya puede descansar en paz, porque la justicia chilena ha condenado a sus siete verdugos a 25 años de prisión cada uno.

En cambio, Federico García Lorca, el poeta granadino asesinado durante la Gran Traición franquista, no puede hacerlo porque en España se aprobó una ley de amnistía que no permite ni investigar aquel crimen.

A Víctor le mataron porque cantaba, a Federico porque escribía, pero sus asesinos fueron los mismos fascistas enemigos de la humanidad, de todo lo bello, de todo pensamiento excelso.

Con la condena, Chile recupera algo más de su dignidad, después de haber renunciado a la herencia de la dictadura, tratado de cambiar la Constitución de Pinochet y de juzgar todos los crímenes de Estado va descubriendo.  

Nosotros no hemos renunciado a la herencia de la dictadura, mantenemos las estructuras de Estado que el psicópata asesino nos legó, hicimos una ley para proteger a los verdugos y nos olvidamos de las víctimas. 

Un país diseñado por el fascismo golpista, que venera a los asesinos y olvida a sus muertos, es un país enfermo, sin honor, dignidad, ni respeto por sí mismo. Mientras Chile juzga sus crímenes, nosotros premiamos a torturadores.

Federico García Lorca

¿Y todo ello para qué? Para no incomodar a los cómplices y herederos de los mayores traidores de nuestra historia. Y nos conformamos porque ya no fusilan de madrugada ante las tapias de los cementerios. ¡Qué desgracia de país!

Cuando un amigo o conocido me pregunta porqué soy independentista, mi respuesta es: ¿Cómo es que tu no lo eres y te conformas con vivir en un Estado fascista que no tiene honor, dignidad, ni respeto por el país?


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