Lo primero, rechazar sin paliativos la actitud machista, prepotente, abusiva, indecente y sin vergüenza del personaje. Todo mi respeto y soporte hacia la deportista afectada y a sus compañeras pues el abuso es a todas.
Lo segundo es que me sorprende que los españoles no hayan descubierto hasta ahora que en el fútbol quedan australopitecus testosterónicos anencéfalos, pero si buscan bien, seguro que encontrarán algunos más.
Ello me da esperanza de que cualquier día también se den cuenta de que no se puede votar a una banda de delincuentes, como el PP, para gobernar el país. Las bandas criminales hay que ilegalizarlas, se llamen ETA o PP.
Lo digo porque toda España está muy preocupada por un beso en la celebración de un campeonato del mundo, y demasiado tranquila ante la posibilidad de que alguien que se codea con narcotraficantes sea presidente.
En cualquier caso, supongo que al Sr. Luís Rubiales los periodistas le harán un monumento en su ciudad natal porque les ha dado los titulares que necesitaban para llenar los rotativos este mes de agosto.
Pero, por favor, paren ya, porque el tema empieza a dar un poco de asco.
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