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El Duque de Lerma |
Parecen no recordar que España es corrupta desde hace cinco siglos cuando, con el descubrimiento de América, vimos que era más fácil vivir a costa de los demás que doblando la espalda cada día.
Algunos corruptos fueron geniales, como el Duque de Lerma (1553-1625), que compró terrenos en Valladolid a precios bajos, antes de convencer al rey de cambiar la capital de Madrid a la ciudad del Pisuerga y luego hizo lo contrario.
Los hubo insaciables, como María Cristina de Borbón, madre de Isabel II que, no solo vendió todo el patrimonio nacional que pudo, sino que creó una gestoría para cobrarle a quien quisiera un cargo, un contrato o una concesión.
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Maria Cristina de Borbón |
Pero el gran corruptor de España ha sido Franco que, tras un golpe de estado, una guerra civil y el asesinato de un millón de españoles, creó un régimen corrupto para que sus cómplices robaran y le dejaran a él tranquilo en el poder.
Y así hasta ahora, cuando, quien tendría que dar más ejemplo, se va de rositas con un “lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a pasar” y cuando se le pregunta si pedirá perdón, contesta: "¿perdón, por qué?"
Tras cinco siglos, la corrupción forma parte de nuestro ADN y nadie lo expresó mejor que Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo, cuando dijo que “la ley está pensada para el roba-gallinas, no para el gran defraudador”.
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