De hecho, históricamente,
cada vez que han visto peligrar sus privilegios se han rebelado, como en 1936, cuando
apoyaron la gran traición a España, la guerra incivil y la represión.
Lo único que defienden,
por más que se llenen la boca de patriotismo y se envuelvan en la bandera, es
seguir manteniendo el poder al precio que sea, si hace falta sometiendo a todo
el pueblo con la ayuda de un dictador asesino.
Pretenden ser un partido
político (el PP) aunque un juez les calificó de “organización criminal”. Se
proclaman constitucionalistas, aunque votaron NO a la Constitución en 1978.
También aseguran ser cristianos, pero niegan el perdón que supone el indulto.
Dicen hacer política pero se han escondido tras los jueces para evitar hacer política. Se proclaman partido ejemplar pero Europa les señaló como el más corrupto del continente.
Les hemos visto robar,
mentir, prevaricar, usar la policía partidistamente, manipular la Justicia,
hacer guerra sucia contra sus adversarios, y a pesar de todo, pretenden seguir dándonos
lecciones de moral.
Ahora van de modernos
inventando conceptos y asegurando que la
libertad es tomar cervezas, aunque paguen las salidas al bar con la vida de los
ciudadanos (Madrid, ha tenido un 40% más muertos por Covid que la media
nacional).
Lejos de ser la solución
a nada, esta derecha es la peor rémora que tenemos en España, no solo para el
progreso de la nación, sino para llegar a ser un país normal.
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