Indeseables así existen en todas partes, la diferencia es
cómo se actúa contra ellos, como se controlan y qué responsabilidades se les exigen
para que el título de periodista o abogado, la toga o el uniforme no sean garantía
de impunidad.
Si les gusta el cine, ya saben que a veces se puede ver cómo
funcionan otros países, por eso les recomiendo la excelente película “Algunos hombres
buenos” dirigida por Rob Reiner.
En ella, un abogado (Tom Cruise) se plantea si acusar a un
coronel del ejército (Jack Nicholson) por la muerte accidental de un marine
bajo su mando, pero tiene dudas al carecer de pruebas suficientes.
El motivo de sus dudas es importante porque, si acusa a un
alto mando del ejército sin pruebas y no puede demostrar su culpabilidad, pueden
retirarle el título de abogado y no podrá ejercer nunca más como tal.
En EEUU cualquiera puede criticar lo que quiera, gracias a la libertad de expresión, es más, consideran que cuestionar al gobierno no es solo un derecho, sino una obligación que tienen como ciudadanos libres.
Pero si un profesional acusa sin pruebas o las falsifica, se
arriesga a que le retiren el título y acabar en prisión, ya que consideran que
es distinto la cháchara de alguien en un bar y la actuación de un profesional.
En cambio, aquí siguen tan tranquilos los que han arruinado la
vida de Tamara Carrasco, el buen nombre de Sandro Rosell o robado la alcaldía
de Barcelona a Xavier Trias, no se les han exigido ni una explicación y siguen ejerciendo
su profesión contra cualquiera.
BASTA DE REPRESIÓN
AMNISTÍA PRESOS POLÍTICOS
AUTODETERMINACIÓN
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