viernes, 15 de enero de 2021

Que viene el lobo

Tamara i Adrià Carrasco
 ¡Que viene el lobo!, había gritado el niño tantas veces que al final no le creyeron, precisamente cuando vino de verdad y acabó comiéndoselo sin que nadie acudiera en su ayuda.

Al estado le está pasando lo mismo que al niño del cuento, porque ha tirado tantas veces del argumento del terrorismo (el PP sigue usándolo electoralmente) que está a un paso de que no les crea nadie.

Las últimas han sido los casos de Adrià y Tamara Carrasco, acusados de terroristas, algunos medios de comunicación les compararon con las SA nazis y parte de la caverna mediática anunciaban vínculos con partidos independentistas para ilegalizarlos.

Al final todo ha sido otra campaña ficticia más, orquestada por la Guardia Civil y algunos jueces, que lo retuercen todo porque creen que España se defiende prostituyéndola y robándole la dignidad.

Y claro, al final uno ya duda de todo, porque si esos son los métodos y maneras supuestamente en democracia, ¿cómo serían en plena dictadura?

El GAL, terrorismo de estado 
Ya no se trata solo de las torturas del cuartel de Intxaurrondo, ni del GAL o el asesinato de Lasa y Zabala, que se perpetraron para vergüenza de todos los españoles de bien, sino de unas actuaciones judiciales que destrozan vidas con la misma contundencia.  

Por eso ya no se puede creer a un estado que acusa de terrorismo, de sedición o de romper España, con la misma alegría que cualquiera se toma una cerveza en el bar.

El debate de ideas siempre enriquece y proporciona nuevas soluciones a problemas comunes, y solo un estado autoritario lo rechaza, criminaliza al que piensa distinto y le reprime. 

Las urnas siempre son positivas al aclarar lo que prefiere la mayoría y solo un estado histérico rechaza que se vote y monta un circo por un referéndum como el 1-O.

BASTA DE REPRESIÓN

AMNISTÍA PRESOS POLÍTICOS

AUTODETERMINACIÓN




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