Ya sé que esta confesión pillará a muchos por sorpresa,
sobre todo a los nacionalistas españoles que creen que el amor a España es una
especie de revelación mística, reservada a los votantes del PPSOE, que implica arroparse
con la bandera.
Pero el patriotismo, es decir el amor a la patria, es como cualquier
otro tipo de amor, por eso les propongo que cambien “patria” por “hijos” y
verán como todo cuadra mejor. ¿Qué queremos para nuestros hijos?
Lo primero es darles una buena formación para convertirlos
en personas educadas y que respeten a los demás, porque esa es la base de una
vida rica, plena, próspera y harmoniosa, todo lo contrario de lo que hizo este
Estado el 1-O.
Después velamos para que no se junten con gente mala que los desvíen del camino de honestidad y decencia, por eso ser patriota y votar a determinados partidos, en especial al PP, es tan irracional como incitar a un hijo a que se meta en una banda de atracadores.
Si, por lo que sea, los hijos dan un mal paso, les ayudamos
a que lo superen pronto. Con la patria deberíamos hacer lo mismo, lo que
implica limpiar todo aquello que recuerde al dictador asesino que nos gobernó
durante 40 años y a sus cómplices y herederos.
Por eso soy independentista, porque quiero una patria libre del Estado fascista que la somete, ya que España nunca fue fascista, lo sé porque para someterla tuvieron que hacer medió millón de muertos y seguir asesinando durante más de 40 años.
BASTA DE REPRESIÓN
AMNISTÍA PRESOS POLÍTICOS
AUTODETERMINACIÓN
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