lunes, 11 de marzo de 2024

Contra la gratuidad universal (castellano)

Amancio Ortega con su nieto
al que los progres creen que 
también hay que regalarle los libros
Supongo que esta carta no me hará muy popular entre quienes creen que lo progresista gastarse el dinero de los demás, pero me manifiesto públicamente contrario a la gratuidad universal de productos y servicios de uso común.

Oh, no me malinterpreten, no soy un ultraliberal, sino todo lo contrario, estoy convencido de que hay que ayudar a la gente que no llega, pero creo que deberíamos aplicar más sentido común y menos demagogia barata.

Cuando empezaron a hablar de la gratuidad de los libros de texto, el Sr. Amancio Ortega (del imperio INDITEX) y la baronesa Tita Cervera, habían tenido nietos, ¿seguro que a ellos hay que regalarles también los libros?

En 1968, para preparar mi entrada en el Bachillerato, tuve que comprar un libro que se llamaba “Examen” y costaba 80 pts., para ello mi madre tuvo que limpiar muchas casas y mi padre hacer muchas horas en la fábrica.

Yo era consciente del sacrifico que hacían, así que aquel libro me hizo respetarles aún más, y probablemente me ayudó a convertirme en médico. ¿Por qué ese ejemplo no ha de servirles también a los niños de hoy?

Cuando propusieron hacer las autopistas gratuitas me pregunté por qué mis padres, que eran pensionistas y no tenían coche, tenían que pagarles los desplazamientos a camioneros y vendedores, que se ganan la vida viajando.

Ahora son los productos de higiene femenina y me vuelvo a preguntar porque con el dinero de los barrios desfavorecidos (Raval o Vallecas) hay que pagarles tales productos a las mujeres de Sarrià o del barrio de Salamanca.

Hacer que las cosas sean gratuitas, es decir, que las paguemos todos, incluido quien no las usa, en vez de ayudar generosamente a quien las necesita y no puede pagarlo es, no solo injusto sino también tremendamente insolidario. 


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