Se rebelan los jueces, que creen que todo sirve para defender a la patria, por eso retuercen las leyes con acusaciones que ya no se cree nadie en Europa, lo que les convierte en el hazmerreír de toda la judicatura occidental.
Se rebela la derecha rancia, que cree que solo ellos tienen derecho a gobernar, por eso están rabiosos, porque la ley de amnistía no la han podido hacer ellos.
Se rebelan los medios de comunicación, vendidos a quienes creen que cuanto más desinformada está la ciudadanía, más fácilmente se la puede manipular, por eso siempre nos tratan como a menores de edad.
Se rebela la Conferencia Episcopal, que cree que España se defiende olvidando, por eso nos piden que no miremos atrás, para que no veamos ni su complicidad con la dictadura, ni los crímenes, ni la pederastia en la Iglesia.
Se rebelan los curas, que prefieren seguir anclados en el pasado, por eso quieren la muerte del pontífice que se ha atrevido a abrir las ventanas del Vaticano.
Se rebelan las fuerzas de seguridad, que creen que la patria se defiende mintiendo, por eso siguen creando dosieres falsos para cargar con delitos inexistentes a quien solo pide que España vuelva a ser un país normal.
Se rebela el Ejército, que creen que los únicos dignos de ser españoles son los escogidos por el dictador, por eso proclaman su deseo de fusilar a 26 millones de ciudadanos que les parecemos poco patriotas.
No me cabe duda de que, cuando por fin seamos independientes, nos preguntaremos asombrados: ¿Cómo hemos podido vivir con esta gente?
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