jueves, 1 de noviembre de 2012

¡Capitán, mi capitán!

¡Capitán, mi capitán!
El temible viaje ha concluido;
el buque ha capeado temporales,
obtuvimos el trofeo codiciado;
el puerto está cerca,
oigo las campanas,
la euforia de la gente,
que con los ojos siguen la enhiesta quilla,
el navío, pujante y valeroso.
¡Pero ay corazón, oh corazón!
Oh las sangrantes gotas rojas,
allí  donde en cubierta el capitán
yace frío y muerto.

¡Capitán, mi capitán!
Levántate y oye las campanas;
levántate, por ti ondea la bandera,
por ti suena la corneta,
por ti hay flores y guirnaldas,
por ti están las costas atestadas;
tu nombre aclama la multitud inquieta,
volviendo ansiosos rostros.
¡Capitán, querido padre!
¡Este brazo bajo tu cabeza!
¿Es sueño que en cubierta el capitán
yace frío y muerto?

Mi capitán no responde,
pálidos están sus labios,
mi padre no siente mi brazo,
no tiene pulso ni voluntad.
La nave está anclada a buen recaudo,
su viaje concluido,
de temible travesía hoy regresa victoriosa.
¡Regocijaos, costas, repicad, campanas!
Pero yo, con paso enlutado,
recorro esta cubierta, donde el capitán
yace frío y muerto.



Walt Whitman llora por el caído Abraham Lincoln
Escritor norteameriocano(1819 - 1892)

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