sábado, 17 de noviembre de 2012

La maté porque era mía

Pensaba que la actual campaña electoral sería tan aburrida como las anteriores, pero hay que reconocer que esta está poniendo de manifiesto aspectos muy interesantes sobre las graves deficiencias democráticas de algunos de nuestros políticos. 
 

Empezó el ministro de exteriores, Sr. José Manuel García-Margallo, diciendo que una consulta popular era lo mismo que un golpe de estado. Así es natural que los que piensan como él opinen que nuestra guerra incivil fue una cruzada y consideren al general Franco como un salvador de la patria digno de estar cuarenta años en el poder.
 
Después el Sr. Marcelino Iglesias, ex secretario de organización del PSOE, saca a la palestra los muertos del nazismo para equipararlos no se sabe a qué. La política de por sí ya es bastante compleja sin incluir a los muertos propios, pero si además se quieren meter los muertos de los demás entonces se hace imposible. Cuando esta referencia tan chapucera la hace alguien que se hace llamar socialista, se expone a que cualquiera le recuerde que aquello que se llamó el “socialismo real” hizo tantos o más muertos que el nazismo. En fin, Sr. Iglesias, no entre en ello y ahórreselo. 

Posteriormente nos enteramos de que “El Mundo” ha publicado que hay cuentas en Suiza con dineros de comisiones para la familia Pujol y para la familia Mas. No puedo valorar estas acusaciones hasta que se aclaren pero sí me quiero referir a la Sra. Carmen Chacón, que se permite el lujo de señalar culpables. Me pregunto qué le ha pasado a la ex-ministra para atreverse a insultar nuestra inteligencia ya que todos sabemos lo que nos costó conseguir que en este país la gente fuera considerada inocente mientras no se demostrase lo contrario.  
Dejo para el final al Sr. José Bono, ex presidente de Castilla la Mancha y del Congreso de los Diputados, que nos compara con los judíos alemanes durante el Tercer Reich. Como el resto de los nacionalistas españoles, el Sr. Bono no ha entendido nada. Si lo quieren entender, que se olviden del nazismo y se fijen en cualquier divorcio. Aquí lo que hay es una pareja, en la cual la convivencia se ha hecho imposible porque uno de los miembros es infiel, al no cumplir ninguno de sus compromisos, y además amenaza, ultraja y maltrata al otro. Como es natural, incluso los que nunca hemos sido independentistas nos estamos convirtiendo para no tener que escuchar aquello de “la maté porque era mía”.  

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