martes, 13 de noviembre de 2012

Las puertas del atrevimiento

Las montañas que cierran el valle
con muros de granito altos y abruptos
invitan al valiente a ascender
por aquella escalera hasta el cielo.

El mar, inquieto, profundo y abismal
que ondula y ruge de una costa a otra
así llama a sus curtidos caballeros:
“¡Zarpad, navegad, explorad!”

Los barrotes de la vida, que tememos,
y parecen tenernos prisioneros,
no son sino las puertas del atrevimiento,
que ante el alma se encuentran entornadas.

No te creas pobre, y regala generoso,
no te creas débil, e intenta con audacia;
es imposible que comiences a vivir
mientras no de atrevas a morir.


Henry van Dyke (1852 – 1933).
Escritor, clérigo y docente estadounidense