lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Debemos temer tanto al fracaso?



Fracaso no significa derrota, sino que todavía no hemos tenido éxito.

Fracaso no significa estupidez, sino el camino para acumular la sabiduría necesaria para el triunfo. 

Fracaso no significa que no hemos logrado nada, sino que hemos identificado lo que no debemos hacer para lograr nuestros objetivos.

Fracaso no significa que hayamos actuado como necios, sino que demuestra que anhelamos firmemente obtener el éxito.

Fracaso no significa que no alcanzaremos nuestras metas, más bien nos reta a pagar la colegiatura de la perseverancia para lograr el éxito. 

Fracaso no significa descrédito, sino que demuestra que estamos dispuestos a correr los riesgos necesarios para triunfar.

Fracaso no significa incapacidad, más bien nos indica qué otras capacidades hemos de desarrollar  para lograr lo que buscamos.

Fracaso no significa pérdida de tiempo, sino aliento para empezar de nuevo porque ahora estamos más cerca de nuestros objetivos.

Fracaso no significa que debemos darnos por vencidos, sino que denota que debemos luchar con más determinación para lograr el éxito. 

El desafío es el que forma al triunfador. 

 No cabe desafío sin riesgo de fracaso pues el éxito y el fracaso son un tejido de la misma textura.

No nos deben encadenar los fracasos del pasado, ni debemos atormentarnos por lo que nos espera en el futuro, pues entonces corremos el riesgo de no tener éxito en el presente.

Fracaso no significa que Dios nos ha abandonado, sino que Él tiene un destino superior para los triunfadores.  




 
Miguel Ángel Cornejo y Rosado
Experto en liderazgo, alta dirección y productividad

No hay comentarios:

Publicar un comentario