sábado, 9 de diciembre de 2017

Guerra sucia

Confieso que nunca he creído demasiado en las teorías conspirativas, sobre todo en un país como este, que no se caracteriza por los grandes estrategas de largo recorrido, sino por políticos mediocres y agradecidos de ser nombrados a dedo, que no ven más allá de su nariz.

Por eso no hice caso a los primeros tweets, incluidos algunos del PP, que apuntaban a que la Generalitat había puesto en peligro la vida de los catalanes con la declaración de independencia.

La alarma llegó con la publicación, por parte de la revista Interviú (núm. 2.168, del 13 al 19 de noviembre), del artículo “El plan de asalto al Parlament”, que dejaba claras las intenciones del Estado de tomar por la fuerza aquel edificio costara lo que costara.

Eso entroncaba con lo declarado unos días antes, por Alfonso Guerra, asegurando que no se debía descartar enviar el ejército a Catalunya y de la ministra DeCospedal  al recordar que el papel de las Fuerzas Armadas era la defensa de la unidad nacional.

Después vinieron las declaraciones de Marta Rovira y de otros dirigentes catalanes, en el sentido de que el Estado había amenazado con sangre y muertos en la calle, que generaron la indignación estatal y fueron inmediatamente desmentidas por Rajoy, Méndez de Vigo y el CNI.

El mismo CNI que, tres meses después del atentado en las Ramblas, del 17 de agosto, ha acabado confesando, porque ya no podía ocultarlo más, que el imán de Ripoll que planificó, diseñó y preparó el atentado de la Ciudad Condal era un confidente suyo.

Esta revelación sobre el atentado pone en entredicho algunas cosas, como las palabras del ex ministro García Margallo cuando, en el mes de julio, anunciaba que “a partir de la segunda quincena de agosto empezaran a pasar cosas en Cataluña” y que aún no han sido aclaradas.

El coronel Amadeo Martínez Inglés
se manifestó de uniforme contra la guerra de Irak
Pero hoy recibo por las redes sociales el artículo “Los muertos en la calle y la guerra psicológica (1ª parte)” de Amadeo Martínez Inglés, un ex coronel expulsado del Ejército español por el grave delito de pensar y tener razón, que ahora es historiador militar y escritor, y confirma no solo las amenazas, sino también la guerra psicológica desde meses antes del 1-O.

Con todo ello uno empieza a dudar si no habrá algo de cierto, porque el Estado español ya ha practicado la guerra sucia con anterioridad, al crear los GAL, que según Martínez Inglés nacieron en 1983 porque en 1978 el presidente Suárez descartó tal iniciativa, por todo ello aquel autor no duda en calificar de crímenes de estado los 28 asesinatos que cometieron. 

Y si eso fuera verdad, uno también se pregunta si algún experto no debería estudiar si es estadísticamente significativo que hayan muerto casi 20 personas vinculadas a la trama Gurtel de corrupción, para no encontrarse con sorpresas desagradables en el futuro.


¡¡¡VIVA LA REPÚBLICA!!!

¡¡¡LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS!!!

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