jueves, 7 de diciembre de 2017

Romper las reglas de juego

El PP recogió 4.000.000 de firmas "contra Cataluña"
Uno de los argumentos con el que más se acusa al proceso de independencia, es que nos hemos saltado la Constitución, tratándonos como si ese fuera nuestro deporte nacional. Pero Cataluña nunca se había saltado las leyes, algo que sí hace España, como saben la UE y la ONU.

Para entender cuándo y porque cambió esa situación, hay que explicar cómo prevé nuestra Constitución que se hagan las reformas de los estatutos autonómicos, porque ahí es donde radica el origen del problema.

La propuesta de estatuto de autonomía se pacta entre el Parlamento autonómico y las Cortes españolas, y el texto resultante es ratificado en referéndum por los ciudadanos de la Comunidad Autónoma, que son los que tienen la última palabra al ser quienes ostentan la soberanía popular en aquel territorio.

Eso mismo se hizo con el Estatuto catalán del 2006, que no ponía en duda el papel de la Constitución, se votó en el Parlament y luego se llevó a las Cortes, donde presumieron de que lo cepillarían para que no lo reconociera ni la madre que lo parió.

El texto resultante tras el cepillado fue ratificado por los catalanes en un referéndum, y a continuación entró en vigor.

Sin embargo, el PP empezó a recoger firmas “contra Cataluña” y lo llevó al Tribunal Constitucional porque decía que nuestro Estatuto debía ser votado por todos los españoles, a diferencia del de las otras CCAA que solo necesitaban los votos autóctonos.

En 2010, es decir 4 años después de que estuviera vigente sin ningún tipo de problema, el TC dictó sentencia por la que declaraba inconstitucionales algunos artículos del texto catalán que sí eran constitucionales en los estatutos de otras CCAA.

Javier Pérez Royo
Pero con la sentencia el TC también cambiaba las reglas de juego para Cataluña, al trasladar la última palabra no a la soberanía popular, como dice la Constitución, sino a un tribunal politizado, no elegido por los ciudadanos y que podía ser presidido por cualquier militante de un partido.

Según expertos constitucionalistas, como Javier Pérez Royo, el TC rompió la propia Constitución, al usurparle el poder a la soberanía popular de un territorio, lo que hace a la carta magna inviable, no solo para aquel territorio, sino para todo el país.

La respuesta a ese trato del estado, fue el aumento imparable de un independentismo al que la ciudadanía le pide que busque la manera de proclamar una república nueva donde la soberanía le sea devuelta a quien nunca debió perderla: el pueblo catalán.





¡¡¡VIVA LA REPÚBLICA!!!

¡¡¡LIBERTAD PRESOS POLITICOS!!!



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